Carpeaux, el genio atormentado

Detalle de ‘Ugolino y sus hijos’, de Carpeaux | Crédito: Wikipedia.

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Aunque a nivel popular quizá su nombre y su obra no sean demasiado conocidos, el artista francés Jean-Baptiste Carpeaux fue uno de los creadores más sobresalientes y prolíficos del siglo XIX. De hecho, sus esculturas –caracterizadas por su realismo anatómico y su marcado movimiento–, se consideran precursoras del mucho más conocido Auguste Rodin y de otros escultores modernos de las últimas décadas de la centuria.

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Pero además, su obra –que no se limitó a la escultura, pues abordó también el dibujo y la pintura– fue extremadamente prolífica, a pesar de que el artista galo falleció a una edad temprana, cuando tenía tan sólo 48 años. Un tiempo que sin embargo fue suficiente para dejar tras de sí cientos de esculturas y pinturas que le otorgaron un notable éxito y, en ocasiones, sonados escándalos.

Nacido en la ciudad de Valenciennes en 1827, en el seno de una familia humilde –su padre era cantero y su madre encajera–, Jean-Baptiste consiguió ingresar en la Escuela de Bellas Artes de su ciudad natal gracias a su notable talento, y tras diez años de prácticas y duro trabajo, se hizo con un preciado galardón: el Premio de Roma, con el que obtenía una beca para estudiar varios años en la Ciudad Eterna.

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El joven Carpeaux se estableció en la capital del Tíber dos años más tarde, y allí se “empapó” de las influencias de los escultores clásicos y de los genios del Renacimiento, especialmente de Miguel Ángel. Durante su último años como becado en la Academia Francesa de Roma esculpió en yeso la primera versión de su obra más famosa y valorada: ‘Ugolino y sus hijos’, una dramática escena extraída de la Divina Comedia de Dante.

Autorretrato de Jean-Bapstiste Carpeaux | Crédito: Wikipedia.Aquella desgarradora imagen causó sensación en Francia, y de hecho el Ministerio de Bellas Artes encargó que se fundiera una versión en bronce para su exposición en el Salón de París de 1863. Su éxito fue rotundo, y a partir de entonces Carpeaux no dejó de recibir encargos.

De hecho, su fama alcanzó unas cotas tan altas que fue nombrado tutor artístico del jovencísimo príncipe imperial Louis-Eugène Napoleón Bonaparte, hijo del emperador Napoleón III. Carpeaux esculpió un notable busto del príncipe cuando tenía ocho años, acompañado de su perro Nerón, y la obra fue también muy celebrada.

Pero a pesar de todos estos éxitos, y de su abundante producción artística –realizó por encargo multitud de bustos y retratos de numerosos famosos y personajes ilustres de Francia, además de otras obras–, Carpeaux llevaba una vida atormentada.

Aquejado por un cáncer que le causaba fuertes dolores, el artista sufría a menudo bruscos y violentos cambios de humor, cuyas consecuencias solía sufrir su esposa Amélie de Montfort, a quien sometió a malos tratos durante los seis años que estuvieron casados, antes de la muerte de Carpeaux en 1875.

Esta atormentada existencia en la que se entremezclaban la genialidad artística, su sufrimiento físico y las muestras de crueldad sobre su esposa –en parte quizá exacerbadas por los dolores que le aquejaban, y que alteraban su ánimo–, se plasmó en ocasiones en su creación, pues puede adivinarse en algunas de sus esculturas y pinturas, como las que se exponen hasta el próximo mes de mayo en el Metropolitan Museum de Nueva York.

‘Alegoría de la danza’, de Carpeaux | Crédito: Wikipedia.Además de los éxitos de su carrera y de su atormentada existencia debido a su enfermedad y a su desgraciado matrimonio con Amélie, la obra de Carpeaux tampoco fue ajena a la polémica. En 1863 recibió uno de sus encargos más importantes, la realización de un grupo escultórico para decorar parte de la fachada de la Ópera de París, edificio diseñado por Charles Garnier.

Tras tres años de bocetos y trabajos preparatorios, Carpeaux presentó al fin su obra: un grupo dedicado a la danza, formado por varias mujeres desnudas. El realismo anatómico tan característico de su obra fue excesivo para el público de su tiempo, que llegó a considerarlo como pornográfico. El escándalo llegó a tal grado que incluso se planteó su retirada de la fachada de la Ópera.

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Por suerte, la polémica fue enfriándose con el tiempo, y tras la muerte del artista en 1875 las gentes de París parecieron olvidarse de las “escandalosas” mujeres desnudas de Carpeaux. Hoy su abundante y exquisita creación artística se custodia y disfruta en una larga lista de museos, entre los que se cuentan algunos de los más destacados del mundo.

 

Fuente que utilizo:    http://es.noticias.yahoo.com

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